visitar la cueva de altamira


Cantabria tiene en Santillana del Mar un tesoro internacionalmente apreciado que no tiene parangón: la Cueva de Altamira.
A tan sólo dos kilómetros de esta población de proyección mundial, la Cueva de Altamira y el Museo son un foco de atracción que no puedes dejar de conocer. El Monte Vispieres dejó conocer su secreto de las lejanas etapas del Paleolítico entre los años 1868 y 1879.
Los periodos Magdaleniense y, aunque en menor medida, Solutrense, fueron el momento espacio temporal en el que el Homo Sapiens vivió y grabó sus vivencias en esta cueva que ha resultado la Catedral del Arte Rupestre.
Hubo que hacer ajustes en las visitas a la Cueva para que el deterioro no acabara con los tesoros pictóricos que guarda. Por ese mismo motivo se construyó el Museo de Altarmira y ambas visitas son de carácter obligado para todo aquel que se interesa por la trayectoria del hombre sobre la tierra. Actualmente la llamada Neocueva, réplica fidedigna de la original, permite que el flujo de visitantes pueda disfrutar con mayor facilidad del espectáculo que supone pasear la mirada sobre las increíbles pinturas de Altamira. Por lo en una de tus escapadas fin de semana no puedes dejar de acercarte a Santillana del Mar para disfrutar de las Cuevas de Altamira.
Las pinturas monocromas en rojo, muestran caballos, una cabra, manos y otros diseños que no podemos identificar; todas ellas pertenecen al periodo Solutrense.
Las pinturas del periodo Magdaleniense, a pesar de tener un antigüedad que puede ser de 15 mil años, mucho más elaboradas y policromas, muestran manadas de bisontes, una cierva, caballos y animales que llenan el Techo de los Polícromos y también la galería estrecha y larga que muestra figuras abstractas.
No puede dejar de sorprender el relieve de las escenas, el modo en que integraban los “conceptos” y volúmenes ni las técnicas que utilizaron y que han conservado hasta nuestros días el increíble arte que se fraguó en esta cueva. Con sólo dos pigmentos, el negro del carbón vegetal y el rojo del óxido, estos artistas anónimos del pasado más lejano, crearon un auténtico mundo de sorprendente claro oscuro, que aflora en nuestros tiempos como lo más auténtico de un arte imperecedero del que el hombre guarda la llama.
Pero la Cueva de Altamira no es algo que pueda percibirse a través de las palabras. Es imprescindible la mirada e incluso la presencia. Porque la imagen puede proyectarse desde cualquier medio digital incluso con total fidelidad. Sin embargo, la presencia es insustituible si quieres captar en todo su esplendor y grandeza lo que la Cueva de Altamira puede desvelar solamente ante cada mirada, ante cada individuo, ante cada sensibilidad.
Aún así, te dejo un pequeño vídeo para que comiences a disfrutarlo.

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